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La adolescente, cansada de que el sistema educativo no de respuestas a las denuncias formales realizadas y las situaciones de acoso sufridas por ella y compañeros, explotó y contó en su Facebook el episodio que padeció con el inspector Norberto Capolupo. Además, confirmó que el actual director del colegio Damián Montero y la Jefa distrital Carla Bevacqua encubren una serie de hechos irregulares con los alumnos, que en su caso, llegó a la Justicia donde se dictaminó una medida restrictiva que recae en el responsable de la institución y no fue cumplida.
Quizás porque el periodo escolar llegó a su fin por este año y el no tener que concurrir a la Escuela Secundaria Nº 1 diariamente le quita a Belén, alumna de 17 años de la institución que pasó a sexto año, la angustia y el temor que la acompañaron a clase durante el año es que decidió contar públicamente en su Facebook el martirio que sufrió en manos de las autoridades educativas durante varios meses.
Persecución, violencia institucional, amenazas y muchas maniobras totalmente fuera de lugar y claramente abusivas que no debieran suceder en ámbitos educativos, son las que la adolescente detalla en su publicación y que han sido denunciadas formalmente en los ámbitos que corresponden. Belén pareciera ser el hilo más delgado, ese que se corta donde justamente es menos fuerte, más débil. Pero su debilidad como alumna, como el último eslabón en lo que es la estructura del sistema educativo, se contrapone con su valentía y la convicción de que los estudiantes tienen derechos y que deben alertar cuando estos son vulnerados.
Sobre este caso y otras irregularidades detectadas por algunos profesores de la institución y la ex directora Patricia Pérez que se jubiló este año, la cual fue reemplazada por el docente Damián Montero, se hicieron las denuncias correspondientes. De acuerdo al testimonio de la alumna, nada habría cambiado y lo adjudica a un «encubrimiento» acordado.
Según información recabada por este medio y que se publicará próximamente, el germen de la violencia y el abuso de poder que quedó al descubierto en la Secundaria 1 y se denunció de todas las maneras posibles, estaría encubriéndose no solo a nivel local sino también en los ámbitos superiores en Dolores y La Plata.
El testimonio de Belén
No quería llegar a este punto pero me cansé. El día 1 de julio de 2019 el inspector Norberto Capolupo me gritó y amenazó hasta hacerme llorar con la complicidad del director Damián Montero (en ese momento vicedirector). Todo empezó porque le pedí ayuda a Capolupo con un tema que estaban pasando varias chicas del colegio, se autolesionaban y no querían hablar con el EOE por falta de confianza. Él me dijo que iba a ayudarlas y, acto seguido, me pide que junte 300 firmas para echar a la directora del colegio, lo cual no hice porque no me parecía justo.
Dos semanas después (1 de julio) lo crucé en el colegio y comenzó a gritarme que yo no había cumplido con lo que le prometí (cosa que no había hecho), que no me quiere ver más, etc. Le contesté diciéndole que él tampoco había cumplido, que no había hecho nada con las chicas que se autolesionaban. Ahí se puso como loco, me mandó al laboratorio y a los 5 minutos me sacó Damián Montero a los gritos a mí y a la profesora que estaba a cargo diciendo que nos buscaba el inspector. Nos dejó a las dos dentro de la vicedirección mientras veía cómo Capolupo nos gritaba violentamente y se acercaba cada vez más a mí. En ningún momento frenó la situación. La profesora tuvo que ponerse en el medio porque tenía miedo de que pueda llegar a pegarme, estaba descontrolado mientras me gritaba que me vaya de la escuela, que no quería verme más. Me amenazó con el trabajo de la profesora, sugiriéndome que me calle si no quería ser la culpable de que ella perdiera el trabajo. Salí llorando de la escuela, mientras veía cómo el vicedirector Damián Montero se reía de mí y avalaba la situación de violencia que estaba ejerciendo el inspector Norberto Capolupo sobre mí.
Al otro día, mi papá se presentó en la escuela para hablar con la Directora por este tema, ella se encargó de elevarlo a jefatura distrital y varios compañeros declararon a favor mío en dicho lugar ya que habían visto lo sucedido.
Después de vacaciones de invierno volví a la escuela con total normalidad, pero empezaron los ataques de pánico después de que se jubila la directora y asume como director Damian Montero. Desde ese momento no dejaron de perseguirme en la escuela, no podía ni siquiera ir al baño tranquila sin que tuviese a las secretarias/vicedirectora/preceptores siguiéndome y, si en algún momento llegaba tarde, no dejaban salir a ningún compañero del salón y decían que era culpa mía. Se encargaron de ponerlos a todos en mí contra diciendo que soy una loca, que tengo problemas psiquiátricos y que invento cosas. Harta de vivir esto todas las mañanas, hice la denuncia penal contra DAMIÁN MONTERO Y NORBERTO CAPOLUPO.
La presenté en jefatura distrital y, como era de esperar, no hicieron nada. NADA. En realidad, sí hicieron: los defendieron y cubrieron todo este tiempo. Cansados de esto, y a escondidas, distintos compañeros juntaron 200 firmas que pedían echar al director por ser violento con varios estudiantes y docentes.
Parece que eso no alcanzó tampoco, y siguieron tratándome a mí de loca, persiguiéndome, pasé días sin dormir, llorando, teniendo ataques de pánico en la escuela. Aún teniendo una restricción de 200 metros Damián Montero sigue yendo a la escuela como si nada hubiese pasado, me pasa por al lado y me sonríe como si nada.
Hace seis meses que voy a estudiar con miedo, sin saber con qué me voy a encontrar. A veces pienso que nadie me entiende, que me tratan de exagerada. Pero si supieran lo que es vivir todos los días yendo a un lugar donde SABES que, de una forma u otra, te van a hacer sentir mal hasta llorar, yo sé que me entenderían.
Hoy me enteré que Norberto Capolupo volvió de la licencia que se había tomado y sentí un nudo en la garganta inexplicable, me da miedo realmente volver a cruzarlo y que se repita la historia.
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