Le robaron dos veces en un mes, sin embargo opta por dar un mensaje positivo

Cynthia Rigoli es psicóloga y vive hace un par de años en Villa Gesell. En el último mes fue víctima de dos hurtos, el último ocurrido hace dos semanas, aconteció dos días después de haberse mudado. Si bien la joven profesional pasó por todos los estados de miedo, enojo y angustia hoy está recomponiéndose. Habla del duelo de lo perdido y la importancia de pasar momentos traumáticos como los que atravesó, en compañía y ser ayudados. Sobre el presente tan preocupante por la cantidad de delitos existentes en el distrito planteó una reflexión: «Se hacen cosas para no perder la identidad o entendemos que hay una nueva realidad?»

Cynthia Rigoli es psicóloga, joven y lleva dos años y medio viviendo en Villa Gesell, donde lamentablemente en esta escalada delictiva le tocó ser robada en dos oportunidades en el término de un mes. Elementos personales y electrodomésticos fueron parte del saqueo que sufrió.

La primera vez en el consultorio donde trabajaba no estuvo presente porque estaba de vacaciones, pero la segunda al llegar una noche después de cenar con su familia en el sur de la ciudad, se encontró con todo el departamento revuelto y dos cerraduras de la reja y la puerta violentadas.

En la primera oportunidad en que los delincuentes entraron, su compañero se encargó de poner en orden todo para sacarle el efecto trauma de ver todo revuelto, que como ella menciona «es lo más movilizante».

«A pesar de lo que me pasó, yo con la zona sur me siento segura. Lo veo como un hecho desafortunado sobre todo sabiendo que hay una ola de inseguridad en Gesell», le contó a Periodismo en movimiento.

La joven profesional describió que el edificio tiene una reja de exterior y en su departamento tiene dos cerraduras en la puerta y dos cerraduras más en una reja y los ladrones rompieron todo. «Esa noche habíamos ido a cenar a lo de mi hermano unas horas y cuando llegamos mi papá entró primero y me dijo nos entraron. Mi perra estaba afuera menos mal que no le hicieron nada».

Sobre lo que conlleva un hurto semejante, Rigoli detalló: «La verdad es que es una situación muy fuerte ir a testificar, declarar lo que te robaron cuando capaz que en el momento se te pasan un montón de cosas porque sabes que faltan cosas, pero al mismo tiempo no sabia cuales eran».

En cuanto a las emociones que vivenció ante los robos, confesó: «Sentí mucho enojo, angustia sobre todo porque ya había atravesado lo mismo hacia dos semanas. Bastante miedo. Como puede ser que en un mes me haya pasado dos veces».

«Hoy estoy recomponiéndome, le doy lugar a mis emociones y las pongo en palabras. Me permití estar mal, enojarme, hablar con mis allegados, tratarlo en terapia. Después si bien la primer reacción es preocuparse, luego hay que ocuparse».

Su planteo es: «Me preocupa la seguridad, bueno entonces me ocupo. El consorcio colaboró en tomar medidas de seguridad. Hay miedo, pero no estoy dispuesta a que el miedo determine mis decisiones, que eso puede llegar a suceder».

Ante la pregunta sobre qué les pasa a las personas que pasan por estos ataques a sus propiedades y sus cosas, opinó: «Ante sucesos traumáticos uno se paraliza o estamos todo el tiempo en alerta. Aparece una ansiedad o angustia que se entremezcla con un duelo que es por lo perdido. porque uno dice es algo material, pero hay cosas materiales que tienen un significado. En mi caso la televisión o la estufa que compré con mi primer entrada de dinero como adulta».

Como psicóloga aconseja que «lo más importante es poner en palabras las emociones y buscar ayuda. No hubiese sido lo mismo para mí estar sola. Me ayudo mi familia, mis amigos, el consorcio, la dueña del departamento. No es bueno dejar de lado la rutina paralizándonos, si nos pasa eso hay que buscar ayuda profesional».

En cuanto a los procedimientos policiales en su experiencia consideró: «Cuando llamé a la policía me sentí acompañada con el procedimiento. A mi me tocó la comisaría segunda. En ese sentido conmigo se comportaron re bien».

Cuando se le pidió cuál es su lectura sobre el sentir de la sociedad ante esta temerosa realidad, respondió: «A nivel comunidad veo y observo que Gesell de golpe está muy en alerta, la gente preocupada muy enojada, se ve eso en las redes cuando comparten sus frustraciones porque esto no pasaba, justamente muchos de los que vinimos de otros lugares vinimos en búsqueda de la seguridad, valorando la identidad de Gesell como un lugar familiar donde había seguridad, donde uno se conoce con los vecinos, donde puede confiar y de golpe la identidad de la comunidad está en peligro».

«Qué hacemos? Se hacen cosas para no perder la identidad o entendemos que hay una nueva realidad?», reflexionó. Y agregó: «Sería muy triste que la nueva realidad de Gesell sea poner rejas por todos lados, alarmas y cámaras, porque al final sería convertirnos de lo que todos escapan».

Sin embargo acepta que «también hacer algo para no perder esa identidad a veces es difícil cuando no se tiene recursos. Por un lado los que fueron elegidos por el pueblo tienen que ocuparse, en este caso el municipio, y la comunidad armar proyectos, convocar reuniones, etc.»

Rigoli expresa que «a veces se crean acuerdos internos en los barrios como las alertas vecinales. Sería ideal que se hagan cosas para que Gesell siga siendo Gesell y no cambie su identidad. Los que viven acá desde siempre aseguran que era impensado que entren a robar cuando hay gente adentro de las casas. Antes pasaba más en las casas vacías».

Para la profesional de la psicología, «esto genera una ansiedad social en el pueblo. Hay cosas que el pueblo no puede hacer solo. Esperamos que la comunidad geselina pueda recuperar su identidad familiar de tranquilidad y no pierda su brillo».