Sus vacaciones comenzaban y su amada perra Lola de 12 años se murió en el lugar que mejor sabía disfrutar

El destino me cruzó en la tarde del 31 de diciembre con Marcelo, Susy y Julieta, una familia que vacaciona en Mar de las Pampas junto a sus mascotas tan queridas. Los encontré en la puerta de la veterinaria inmersos en un dolor y un asombro angustiante ante el fallecimiento de su perra Lola a causa de un paro cardíaco, un día de celebración como es el final del año y con la expectativa del disfrute de las vacaciones en el bosque y el mar, la elección veraniega que los hace felices a ellos y a sus compañeras de cuatro patas. Dos días después, comparten con nosotros sus hermosos recuerdos y sus palabras homenajean a la mascota tan amada, y de alguna manera, a todos estos seres hermosos que nos acompañan en la vida sin pedir nada a cambio y solo nos dan felicidad. El alma de una madraza que barrenaba olas y dormía la siesta después del agite playero, queda en el bosque donde fue feliz y era, como dice su familia «su lugar en el mundo».

Por Jorgelina Mena

«Ayer, 31 de diciembre del 2023, último día del año, el cielo se llevó la estrella más radiante y luminosa que nos acompañará por siempre. Nuestra amada Lola brillará ahora en ese plano sorteando las olas impetuosas, corriendo imparable, tras palos y pelotas que luego entregará como siempre, a sus hijos y amigos para, que se lleven los honores. Fue una madraza como ninguna cuidando de sus hijos hasta ya crecidos, compañera sin igual, pendiente de cada uno para aliviar con sus besos nuestros dolores, seguiría la lista infinitamente enumerando todo lo que nos entregó en estos casi doce años que pudimos disfrutar de su amor. Su corazón dejó de latir en el lugar que amaba, en el bosque, cerca de la playa…su lugar en el mundo. Y aquí descansará dejando en July, Marce ,Emma y en mi, una tristeza infinita, un gran vacío difícil de llenar. Descansa en paz nuestra amada, increíble e inolvidable por siempre Lolita. Te amaremos por siempre y para siempre….», escribió en sus redes sociales Susy, la mamá humana de esta familia de turistas que vivió la partida de su perra Lola de 12 años en pleno fin de año y comienzo de vacaciones en Mar de las Pampas.

Me los crucé mientras hacía compras en el centro de Mar Azul a media mañana del 31 de diciembre. Pude sentir ese dolor que los bañaba en lágrimas ante la incipiente e impensada muerte de su perra Lola, una mascota viejita amada por cada integrante de la familia.

Se debatían entre la angustia y la incertidumbre de qué hacer. Volverse a su casa de la zona sur del gran Buenos Aires, quedarse y enterrarla acá. Mucha tristeza y desconsuelo pero el amor es sabio y Lola es ahora parte de la energía que yace en el lugar.

Los recuerdos de una mascota que vive los años que vivió Lola son cientos y Marcelo en pocas palabras pudo ilustrar la hermosa vida de su perra cuando llegaba a estos pueblos.

La perra cumplía años el 20 de enero y fue mamá de 11 cachorros que quedaron entre amigos. «Ella llegaba y mientras armábamos la sombrilla ya se iba al agua y nos miraba como diciéndonos… cuándo nos metemos al agua? Siempre con su palito que le duraba varios años, se lo traje de Villa La Angostura, era un palo grande que lo pedía encontrar bien en el agua, yo se lo tiraba lejos y ella se metías cortando olas y al salir siempre se lo dejaba a alguno de nuestros cachorros para que nos lo traiga», me relató cuando nos pusimos en contacto nuevamente por whatsapp y me enteré que siguen adelante con sus vacaciones.

«Tenía en su cabeza como una cresta, yo le decía a los chicos que le tiraran el palo en la playa, que la usaba como la aleta del tiburón, que era mezcla de Golden y tiburón, y se reían. Se metía con las olas y salía barrenando. Mirá lo profundo que se metía y al llegar de la playa se dormía una siesta en el declive».

Por medio de sus descripciones pude conocer a Lola, con las fotos vi claramente cómo esa perra hacía y disfrutaba lo que hoy cuenta su familia. El vacío que Lola dejó el último día del 2023 en esa familia, también lo sentimos nosotros en mi familia desde que hace un mes acompañamos en su retiro de este plano a nuestra querida Zuma.

«La enterramos con una remera mía de Argentina, la sábana de mi hija con la cual compartía cama, un mechón de pelo de los cuatro atados con una cinta, su pelota, su palo y unas flores del jardín», me confesó Marcelo.

Lola descansa con la melodía de las aves del bosque y un halo de amor infinito, como el que ella entregó.