Hartos de la escalada de robos y hurtos, vecinos se autoconvocan a manifestarse para pedir seguridad

En Villa Gesell la sociedad encontró un punto de encuentro, lamentable pero real, y es la preocupación y la impaciencia que genera la sucesión de una grave cantidad de delitos protagonizados en muchos casos por vecinos, en su mayoría residentes de la zona oeste del distrito. Los robos y hurtos acontecen en todos los barrios sin distinción y con diferentes modalidades donde la «mano armada» se está repitiendo y el ingreso a las viviendas se tornó algo de todos los días. El próximo domingo 21 de abril a las 17 horas se propone una manifestación en la Plaza Primera Junta de Avenida 3 y Paseo 104 para juntar las voces del espanto que la realidad que vive la ciudad y sus localidades sea tomada realmente como una emergencia y se adopten medidas más efectivas y se logre un cambio que actualmente no se concreta.

Una manifestación por la inseguridad que golpea al distrito de Villa Gesell es inminente, debido a la gran preocupación y hartazgo que la sociedad está viviendo por estos momentos, una escalada de delitos que comenzó a crecer poco antes del comienzo del verano y que aumenta semana tras semana.

Entradas a las casas de noche y de día, con las personas durmiendo y los delincuentes rondando por patios, garages y en el peor de los casos livings y comedores, son de los sucesos más temidos, pero también se ha vuelto común la rotura de ventanas y rejas para desembarcar en los interiores de las viviendas para arrasar con lo que haya, todo sirve.

Las sustracción de motos y bicicletas también es un delito que no para de acrecentarse y los comercios también comenzaron a ser blanco de asaltantes sin importar la hora de la visita delincuencial.

Casos aparte pero parte del asunto «inseguridad» son los robos «rateros» como los de bombas de agua, garrafas, herramientas, etc.

Las cámaras particulares principalmente están captando a esos ladrones nocturnos que se mueven intensamente noche tras noche y sin importar temporales. Nada los detiene. Pero lo que más devela a los vecinos es el uso de armas en algunas circunstancias y que ya han causado un herido que tuvo suerte, ya que podría haber muerto.

«No se salva nadie, viva donde viva», expresó con enojo un vecino geselino en uno de los tantos grupos de whatsapp que por estos días son un hervidero y se gesta la manifestación que el domingo tendrá la posibilidad de hacerse ver y escuchar, a pesar de ser un día no laborable y por lo cual el palacio municipal se encontrará cerrado.

Pero a muchos de los habitantes que la paciencia se les está acabando y la impotencia los está poniendo al límite de sugerir acciones más cercanas a la justicia por mano propia que a los procedimientos policiales y judiciales que no alcanzan y no logran frenar la maratón delictiva de la que es presa la ciudad y sus localidades.

Mientras tanto, tanto las autoridades policiales como las de la Secretaría de Seguridad municipal, están en una especie de campaña de acercamiento a los vecinos, realizando varias reuniones vecinales por semana en la que abundan las promesas y se advierte la falta de recursos para accionar de una manera más efectiva.

El intendente Gustavo Barrera, ante este complicado y temeroso escenario donde vecinos reconocen a los ladrones que impunemente roban y se manejan por la ciudad con un desparpajo que asombra, solo atinó tardíamente a decretar la Emergencia en Seguridad hace unos días y sacarle el protagonismo a los concejales de la oposición que habían pedido una sesión extraordinaria para tal fin y que se cayó porque el decreto de Barrera le quitó sentido a la iniciativa.

Barrera ni siquiera se reúne con los vecinos en las reuniones que lleva adelante Mauricio Andersen, el funcionario a cargo de la seguridad geselina que ahora es secundado por el jefe de Bomberos Voluntarios, Hugo Piriz, que fue nombrado Director de Seguridad. Barrera está con la agenda que arrastra desde las últimas elecciones y cada vez pronuncia más: centra su atención de la Ruta 11 hacia afuera atrás y con una lealtad muy visible, del gobernador de la Provincia de Buenos Aires Axel Kicillof.

Algunos funcionarios municipales se empeñan en señalar que la manifestación y cualquier acto ciudadano que se hace pidiendo seguridad está teñido por la política opositora. Pero está claro que la preocupación y el impulso de reclamar derechos que garanticen una vida más tranquila en la que los delincuentes no ganen la calle como pasa hoy, es la inquietud de vecinos comunes y corrientes que no tienen ni intereses políticos partidarios ni quieren que los reclamos se mezclen con la típica «rosca política geselina».

Nadie habla de adicciones, ningún funcionario municipal ni provincial analiza con seriedad y criterio la problemática, como para transmitirle a los vecinos la certeza de que se está haciendo algo planificado, bajo una estrategia y no, como se ve desde afuera, un accionar para hacer ver que se hace.

En este complejo contexto, desde La Libertad Avanza de Villa Gesell se intenta realizar un Mapa del Delito, una herramienta estadística tan necesaria como difícil de efectuar por los ciudadanos. Ya que el cansancio de la población por la falta de prevención y la reacción tardía del poder político ante lo que hace varios meses se viene vislumbrando como un panorama desolador.

«Acá un vecino que vivió toda su vida en Gesell, el domingo necesitamos estar todos en la plaza. Fuerza y nos vemos el domingo», escribió un vecino que participa de un grupo de whatsapp donde si bien el objetivo central es dar aviso de robos, en los últimas días se ha convertido en un espacio donde no solo se debate sobre la necesidad de políticas públicas para parar a la delincuencia, detectan la identidad de delincuentes, sino también en donde la desesperación lleva a acrecentar alternativas de soluciones que para personas comunes y honestas son una última salida.

Las víctimas son muchas, los ladrones también, solo es uno el sueño de que Villa Gesell pueda sortear la tormenta que atraviesa en materia de seguridad y que tiene muchos factores en juego que han posibilitado que hoy la realidad sea lamentable, como que los responsables de prevenir y controlar el avance delictivo no se ocupen de lleno a preservar la seguridad de habitantes y turistas.