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El local gastronómico y emprendimiento familiar de la calle Mar del Plata entre 35 y 36 de Mar Azul, se convirtió desde que abrió sus puertas en 2017, en ese lugar donde los vecinos y vecinas disfrutan de almuerzos y cenas y se encuentran con la amabilidad de sus dueños que residen hace más de 20 años en la localidad. Para los que viven o tienen su refugio de verano en el paraíso camino a la Reserva Natural, Lo de Nacho es más que una mesa y un menú, es salir a comer afuera, pero sentirse como en el comedor de casa donde siempre hay lugar para alguien más. Los sabores y la dedicación van de la mano de la querencia por el lugar y ese el condimento que lo distingue y une con sus comensales.
Verónica en la caja, Alejandro con pedidos para llevar y sus hijos Bianca e Ignacio circulando por el salón haciendo lo que cada día hace falta, es la postal más recurrente que se observa cuando se entra a comer rico y abundante en Lo de Nacho Mar Azul.
La familia Ferrandi fue dueña durante muchos años de la Proveeduría Camila, uno de los comercios de abastecimiento de vecinos y turistas más concurridos de la localidad. En 2017 vendieron el comercio y al contar con otro local en pleno centro, tomaron el desafío de abrir un restaurante.
«Surgió la idea familiar y tuvo el apoyo de todos. Así fue que nos pusimos a trabajar en el proyecto», cuenta Verónica Zalazar, madre de Bianca e Ignacio, este último el inspirador del nombre del emprendimiento.
Con mucha alegría pero también con los nervios típicos de cualquier lanzamiento de un nuevo negocio, Alejandro Ferrandi expresa que el principal objetivo que van cumpliendo es que «la gente te conozca y vuelva».
Cuando abrieron en noviembre de 2017 arrancaron con Lo de Nacho lo hicieron a partir de la constancia y la seguridad de querer apostar a algo nuevo. «Teníamos la confianza de que íbamos a estar bien, confiamos en nuestro pueblo y trabajamos para que nuestros vecinos nos conozcan y nos recomienden. Y y así fue! Cada año es mejor y el boca en boca es nuestro aliado más fuerte», menciona con orgullo Vero, como la llaman todos.
Ante la consulta sobre qué pasa en particular cuando se trabaja en familia, contesta rápida y acertadamente: «Lo bueno de estar en familia y lo malo de estar en familia».
Esa gran familia que hay detrás de Alejandro y Verónica se extiende, como se extiende la colaboración en la rutina del quehacer gastronómico. «Hasta Marita y Daniel (sus suegros), ayudan en lo que sea, a fajinar, doblar servilletas, secar vajilla», relata Verónica que ocupa muy bien su rol de directora de esta orquesta gastronómica.
«Nacho si se necesita se mete a la cocina, también oficia de mozo, cobra y si hay que limpiar lo hace», detalla sobre la versatilidad de su hijo varón. Por otro lado, Bianca, la hija mayor, prepara pedidos, atiende las mesas, pasa por la bacha y lo que se le pida.
Alejandro, menos cocinar también juega en cualquier lugar de la cancha y el delivery es el lugar que le sienta bien.
«Somos un negocio bien familiar. Nuestra idea es que nuestros hijos tengan la cultura del trabajo y que crezcan sabiendo que todo tiene su esfuerzo», dice Vero, que aclara que más allá de lo difícil que se hace abrir en temporada baja, tienen el compromiso de abrir todo el año.
El sentimiento que Lo de Nacho transmite tiene que ver con la identidad y la pertenencia al lugar, por eso aseguran: «Somos de Mar Azul, seguimos apostando a nuestro Mar Azul que es un lugar maravilloso». Y agregan: Pese a todo, Lo de Nacho es bien nuestro, con errores y aún con mucha falta de experiencia, pero poniéndole lo mejor siempre».
«Fortalecernos en este rubro, que es muy difícil, sigue siendo nuestro proyecto», confiesa la mujer que además integra la Asociación Civil del Sur Faro Querandí y que el amor hizo que dos décadas atrás, pisara el pueblo y echara raíces.
Con sabor a pizzas, sabrosas hamburguesas caseras, rabas, pastas y una variedad de minutas generosas acompañadas por cervezas artesanales de la zona, la calidez y la confianza que etiquetan a este emprendimiento, lo ponen en la cima de las preferencias de locales y visitantes.
