El Panel sobre Cambio Climático de la UNMDP, compartió una nota donde invitan a reflexionar sobre la urgencia de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y el impacto de una posible retirada de Argentina de la Convención de París, una decisión que tendría serias consecuencias ambientales, económicas y sociales.
La relevancia de combatir el cambio climático es uno de los escasos consensos que permea la comunidad científica internacional, destacando el rol de los combustibles fósiles en generarlo. Resolver el problema requiere reducir las emisiones de efecto invernadero (carbono, metano, óxido nitroso y otros gases industriales), objetivo que viene siendo discutido desde sus orígenes por el panel inter – gubernamental de cambio climático (IPCC por sus siglas en inglés). Desde entonces, las emisiones globales han aumentado por encima del 60%. En este contexto, urge hacer algo, resultando necesario impulsar nuevos patrones de consumo e imprescindible avanzar con nuevos procesos de producción, más eficientes y limpios.
Todo ello ha sido discutido por los países participantes en las distintas convenciones de las partes (COPs por sus siglas en inglés), destacándose las propuestas de reducción de emisiones surgidas en las convenciones de Kioto (1997) así como en París (2015). Ello conlleva una decisión política: invertir en el futuro y avanzar con políticas de mitigación. Habida cuenta de lo irreversible del cambio, un grupo de países en la región han decidido avanzar con la transición energética – por caso, Uruguay o Chile. Ello no solo les permitirá posicionarse en un sendero de desarrollo sustentable al apostar por las energías limpias, sino que los pondrá en una posición ventajosa en lo productivo insertandolos en el mundo con productos “limpios”. Invertir en adaptación, además, implica asegurar a la sociedad frente a los crecientes costos que imponen los desastres naturales en tiempo de cambio climático. Por ello, destinar partidas de presupuesto a tales fines no solo debe dejar de pensarse como un gasto, sino también como un reaseguro democrático ante las crecientes tensiones que impone la mencionada crisis en la sociedad.
Un eventual retiro de la Convención de París (CP) marcaría un nuevo hito en el discurso negacionista adoptado por el gobierno nacional, cuya trascendencia repercutiría por mucho tiempo. Desde una perspectiva de largo plazo, tal decisión ahondaría (aún más) el clivaje tecnológico en un sector como el petrolero, a todas luces, destinado a perder protagonismo en el futuro inmediato. Pero mismo si evaluamos la decisión desde las anteojeras financieras, amén de repudiable la misma resulta insensata, pues Argentina deja de ser atractiva para aquellos que si entienden la gravedad del problema y están dispuesto a financiar la tan necesaria transformación productiva. Del mismo modo, se podrían perder el acceso (ya de por si magro) al financiamiento de adaptación. A fin de señalarse como líder de la extrema derecha mundial, Javier Milei ordenó a La delegación argentina retirarse de las deliberaciones que tuvieron lugar en Baku (COP 29). La irracionalidad de su discurso repercutió en DAVOS, ahora promete seguir a su alter ego (Donald Trump) y abandonar la CP. La comunidad académica debe oponerse firmemente, le asiste la verdad científica pero también el clamor de aquellos que en todos los rincones del planeta vienen siendo afectados por el calentamiento global. Digamos NO a una eventual salida de la Convención de París.
FUENTE : PANEL SOBRE EL CAMBIO CLIMÁTICO DE LA UNMDP