Fue desgarrador el final de la ceremonia interreligiosa por los dos años del crimen de Fernando Báez Sosa

Después de que los referentes religiosos oraran a partir de sus credos por la paz y se sumaran al pedido de justicia por Fernando Baéz Sosa, asesinado el 18 de enero de 2020 en Villa Gesell, Silvino y Graciela se dirigieron a los presentes para agradecer el acompañamiento ofrecido desde que perdieron a su único hijo. El dolor y el desconsuelo brotaron sin límites cuando la madre del joven turista, que perdió la vida en ese mismo lugar donde por la tarde de ayer se realizó el encuentro, confesó que «no es fácil estar en el lugar donde asesinaron a tu hijo». Desconsolada, la mujer expresó: «Tal vez, alguna vez encuentre aunque sea un poquito de paz y calma el día que vea enjuiciados a los asesinos de mi hijo». La gente la apoyó al grito de «perpetua, perpetua» y segundos después Graciela se desvaneció y debió ser trasladada en ambulancia al hospital municipal en donde fue atendida por una lipotimia.

Desde la madrugada del 18 de enero de 2020, cuando Fernando Báez Sosa acabó asesinado por el grupo de rugbiers que hoy continúan presos a la espera del juicio que será dentro de un año, Graciela Sosa y Silvino Baéz, sus padres, comenzaron a exteriorizar el dolor por la pérdida de su único hijo y a pedir justicia por el cruel ataque que acabó con su hijo golpeado hasta la muerte en plena Avenida 3 y Paseo 102 del centro de Villa Gesell, al salir del boliche Le Brique.

Dos años después, con 8 de los 10 imputados en la cárcel a la espera de un juicio que se realizará a comienzos del año 2023, el desconsuelo, la tristeza, el dolor y la impotencia están a flor de piel y en carne viva en esta madre y este padre que una vez más y después de enfrentar la desolación que les ocasionó estar por primera vez en el lugar donde asesinaron a su hijo, contaron con el apoyo de una gran cantidad de personas que se acercaron a la ceremonia interreligiosa organizada al cumplirse los dos años del crimen.

«Ustedes me dan la fuerza para no decaer, sin ustedes nosotros no somos nada», expresó a al borde del llanto Graciela Sosa, al final de lo que fue su desgarrador testimonio que afirmó el pedido de justicia pero también navegó en una catarsis desesperante al pedido de «Fernando, te quiero. Aunque sea un minuto quiero abrazarte mi amor», que fue presenciada por quienes asistieron al encuentro para apoyar a la familia y por la prensa local y nacional.

Silvino, agradeció especialmente al abogado Fernando Burlando y los letrados del estudio que lleva adelante la causa desde el comienzo y además contó la relación que tenía su hijo con Villa Gesell y reflexionó sobre el horrendo final de sus vacaciones y su vida. «Fernando era un chico excelente que le gustaba Villa Gesell le gustaba venir a ver el mar con sus amigos, lastimosamente se cruzó con un par de asesinos en el camino hasta ahora tengo en mi mente cuando Fernando salía del boliche sin su camisa caminando despacio como estando en su casa y hasta ahora no puedo creer que 8 o 10 tipos asesinos, chicos de su misma edad que podían divertirse, pero decidieron quitarle la vida a nuestros hijo, el único hijo que teníamos. Les pido eternamente a todos que que nos sigan acompañando hasta que lleguemos a la verdad de la justicia», dijo con gran tristeza.

En los últimos minutos, la fuerza de Graciela se desmoronó y la emoción por el impacto de lo que significó estar en el santuario de su hijo con tanto fervor y apoyo, terminó en un desvanecimiento al bajar del escenario y después de rogarle al cielo por el amor de su hijo y las ansias de verlo, abrazada a su marido. Una ambulancia debió trasladarla al hospital municipal donde fue atendida por la lipotimia sufrida, de la que se recuperó y rápidamente fue dada de alta.

Acompañada de Silvino, Fernando Burlando, algunos de los referentes religiosos y gente de su entorno, salió del hospital caminando y lúcida, pero sobrepasada emocionalmente. «Graciela nos dio un buen susto», le confesó a este medio su marido antes de retirarse del lugar.