Recorrió decenas de países, donde registró aquellos rostros llamativos de las distintas culturas. En la Sala de Exposiciones del Teatro de la Torre hasta el 20 de Junio.
Es abogado de profesión, pero su amor por la fotografía jamás lo abandonó. Daniel Stargá inauguró “Del Mundo”, una muestra de sus trabajos más representativos en la Sala de Exposiciones del Teatro de la Torre.
Detalles
“Desde muy pibe tengo esa seducción, esa fascinación por conocer qué hay detrás de los rostros de la gente” cuenta el artista. “Insisto, desde muy pibito tenía la idea de qué habrá detrás de esos ojos, de esas bocas, y pensando cómo será su vida, cómo serán los sentimientos encontrados que podrían tener esas personas, ese pasado. Y mis viejos me mandaron, como tenía tanta imaginación en función de eso, a estudiar dibujo.”
“Yo dibujaba rostros, y se me ocurría siempre dibujar caras y gente. Llegó un momento que con mi vida interior -cuando te dedicas a leer dicen que tenés vida interior- los pibes no querían jugar conmigo al fútbol porque yo era gordo. Entonces me dedicaba no a leer sino a otro tipo de cosas. Y lo dijo irónicamente, en forma cómica, porque era realmente así. Y empecé a tener una visión muy cosmopolita de lo que quería.”
“Quería encontrar el mundo” afirma. “Como la foto de esta mujer que yo soñaba con conocer de Samarkand, en la ruta de la seda de Marco Polo. El año pasado tuve la oportunidad de ir a Tashkent, en Uzbekistán, y le saqué una foto a esta mujer en un mercado, y la realidad es quela idea viene de ahí, de encontrar culturas diferentes, de encontrar diversidad diferente, una manera también de abrir puentes y no tantos muros, como se está abriendo en este mundo cada vez más oscuro; y bueno, es una manera de tolerancia.”
- Abogado, pero sosun fotógrafoprofesional por lo que vemos acá…
- La realidad es que mi profesión es la de abogado, que parecería no tuviera ningún tipo de contacto ni vínculo con el arte. Sin embargo, alguna fibra debo haber cultivado a lo largo de mi vida como para, por lo menos, intentar mostrar esta forma detolerancia, de antidiscriminación, de diversidad, porque acá hay gente de todos lados del mundo, de distintas etnias, de distintas religiones, de distintas edades. Hay fotos de gente juvenil, pero también hay fotos como la de un hombre vasco, de entrado al año, por no decir viejo, que también es otra forma de belleza en la humanidad.
- ¿Cada vez que sacabas una foto, una toma, pedías permiso a esa persona?
- En la mayoría de los casos he pedido permiso, y he encontrado de parte del interlocutor un buen intercambio de sonrisas, de matarnos de la risa por la intención. En algunos otros casos la saqué subrepticiamente.
“O como me pasó en Perú, cuando desde un punto de vista de mi ignorancia no conocía que la cultura quechua ¿no?, por lo menos en esa zona: asumían que si les sacabas una fotografía les estabas quitando el alma. Fue muy vergonzoso de mi parte no conocer, de ser tan ignorante. O me pasó en otros lados, donde alguna gente no tenía interés que le estén sacando fotografías, yo supongo por razones que no tenían que ver con lo artístico. Aquella foto de la chica rusa…”
- ¿La mujer soldado?
- Sí, efectivamente. Tuve la oportunidad de estar el 7 de mayo del 2015, que se cumplió el 70 aniversario de la caída del nazismo por manos del ejército ruso, o la invasión a Berlín. Bueno, vi un montón de mujeres vestidas con el uniforme ruso, y no querían que les sacáramos fotos. Y yo les saqué fotos desde lejos.
“O aquel señor suizo del Tirol, que por la mirada el tipo sabía que yo le estaba sacando fotos y no le gustaba demasiado, pero bueno, así quedó. En realidad, la mayoría de la gente me permitía ser el modelo de circunstancia, por así decirlo.”
FUENTE : EL MENSAJERO DE LA COSTA