Cada 8 de junio, se celebra a los “pulmones azules” del planeta. Por qué están en emergencia y cómo hacer para mitigarla
Para tomar magnitud de la importancia que tienen los océanos para nuestra vida, basta con leer un dato: el 70% del planeta está cubierto por ellos. Otro dato: produce al menos el 50% del oxígeno del mundo. ¿Qué significa esto? Que es esencial para la vida humana y la de todos los organismos. También alberga una gran parte de la biodiversidad y es clave para la economía global.
Sin embargo, hay puntos alarmantes que preocupan. Este recurso natural crucial enfrenta serios desafíos y requiere plantear herramientas para mitigar el impacto de la explotación excesiva y la degradación ambiental. Incluso, según investigadores de Harvard, existen señales de una posible extinción de los océanos.
Aparecen otros datos tan contundentes como preocupantes: hay una merma del 90% de las grandes especies marítimas de peces y el 50% de los arrecifes de coral están destruidos, según informa la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Para concientizar sobre su importancia y el peligro al que enfrentan, cada año, desde 2008, se celebra el 8 de junio el Día Mundial de los Océanos.
El propósito de este día ―cuyo lema de este año es “Despertar nuevas profundidades”― es informar sobre el impacto de los humanos en el océano, desarrollar un movimiento mundial de apoyo e idear una gestión sostenible de los mares. Además, se publicó el “Informe sobre el Estado del Océano 2024″, confeccionado por la Comisión Oceanográfica Intergubernamental de la UNESCO, que revela graves problemas oceánicos.
Contaminación por plásticos: una amenaza creciente
Desde la década de 1990, la contaminación por plásticos en los océanos experimentó un aumento que enciende las alarmas. Según el informe de la UNESCO, se estima que existen más de 170 billones de partículas plásticas flotando en los océanos, con un peso total que oscila entre 1.1 y 4.9 millones de toneladas.
Este incremento impacta en la humanidad de forma directa y afecta gravemente la biodiversidad marina y los ecosistemas. “Las acciones globales sostenidas, comprensivas y urgentes son necesarias para reducir la generación de desechos plásticos y prevenir que estos lleguen al medio ambiente”, se lee en el reporte. “El océano que necesitamos para el futuro que queremos”.
¿Cómo se relaciona esto con la vida humana? Las partículas plásticas y los microplásticos ingresan a la cadena alimentaria marina, acumulándose en peces y mariscos que son consumidos por humanos. Los riesgos para la salud humana son significativos, entre los que se encuentran la exposición a sustancias tóxicas y disruptores endocrinos. Además, los plásticos pueden transportar contaminantes químicos y patógenos, lo que amplifica los efectos dañinos.
La contaminación marina por plásticos alcanza aproximadamente 2,4 millones de toneladas e incrementó considerablemente en las últimas tres décadas, según uno de los estudios más exhaustivos en esta área. Los resultados fueron publicados en la revista PLoS One y aportaron otro dato contundente: para 2040 la contaminación por plásticos en los océanos aumentará 2,6 veces.
El agua ácida y el problema crucial del exceso de nutrientes
La eutrofización, causada por el exceso de nutrientes como el nitrógeno y el fósforo provenientes de fuentes terrestres, sigue siendo un problema crítico para los ecosistemas marinos. Estos nutrientes provienen principalmente de actividades agrícolas, acuícolas y de descargas de aguas residuales, industriales y domésticas.
El aumento del nitrógeno y fósforo en las aguas costeras lleva a un crecimiento excesivo de plantas y fitoplancton, lo que, a su vez, genera condiciones de hipoxia (falta de oxígeno en el agua) debido al consumo de oxígeno durante la descomposición del material vegetal.
“Las alteraciones en la estructura de las redes alimentarias debido a la eutrofización están ocurriendo en muchos ecosistemas marinos costeros”, se lee en el informe de UNESCO.
Pero hay más: la acidificación oceánica es otro problema grave, exacerbado por la absorción continua de dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera. A medida que los océanos absorben más CO2, se producen cambios en la química del agua, volviéndose más ácida. Este fenómeno amenaza especialmente a los organismos con conchas de carbonato de calcio, como corales y moluscos, cuya capacidad para formar y mantener sus conchas se ve comprometida.
Según el informe, “la acidificación oceánica es una amenaza significativa para la biodiversidad marina y la seguridad alimentaria global”. A su vez, los especialistas dan cuenta de la exploración de distintas técnicas de remoción de carbono (mCDR), aunque presentan desafíos técnicos, políticos y ecológicos.
“Es esencial implementar estrategias de reducción de nutrientes y mitigar los impactos de la acidificación para proteger los ecosistemas marinos”, sostiene los especialistas el informe.
Esto incluye mejorar las prácticas agrícolas para reducir el uso excesivo de fertilizantes, tratar adecuadamente las aguas residuales y desarrollar políticas globales para reducir las emisiones de CO2.
Calentamiento sin precedentes
Los océanos absorben alrededor del 23 % de las emisiones anuales de CO2 generadas por la actividad humana. Estocontribuye a mitigar los efectos del cambio climático y capturando el 90 % del exceso de calor causado por este fenómeno.
Sin embargo, el calentamiento de los océanos alcanzó niveles récord, lo que provoca olas de calor marinas generalizadas, amenaza los ricos ecosistemas marinos y destruye los arrecifes de coral en todo el mundo. El calentamiento del océano ocurre a un ritmo sin precedentes, y afecta tanto la superficie como las profundidades oceánicas, según sostienen los investigadores que confeccionaron el “Informe sobre el Estado del Océano 2024″.
De acuerdo a un artículo publicado en Advances in Atmospheric Sciences, los océanos del mundo absorbieron más calor en 2023 que en cualquier otro año desde que comenzaron los registros.
Según el estudio, cada cambio pequeño en los océanos pueden generar impactos significativos. Actualmente, alrededor del 50% del aumento en el nivel del mar se debe a la expansión del agua al calentarse. El proceso acelerado de calentamiento oceánico podría intensificar fenómenos meteorológicos extremos, ya que los océanos influyen en los patrones climáticos globales que determinan las precipitaciones, las sequías y las inundaciones.
Una reciente publicación de la revista Nature Climate Change alerta que “según el informe de 2021 del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), se prevé que el nivel medio global del mar aumentará entre 0,28 y 1,01 metros para el año 2100″, lo que acarrea consecuencias significativas.
De a cuuerdo con la organización Climate Central, muchas playas del mundo podrían desaparecer, y en la lista figuran varias de América del Sur. La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) de los Estados Unidos menciona a Barranquilla en Colombia, Maracaibo en Venezuela, Río de Janeiro y Porto Alegre en Brasil, y Punta del Este en Uruguay como algunas de las ciudades más afectadas.
Claves para mitigar el cambio climático: áreas marinas protegidas y la producción de alimentos acuáticos
Las Áreas Marinas Protegidas (AMP) son esenciales para mitigar los efectos del cambio climático y la contaminación en los océanos. Estas áreas ofrecen refugio a más del 70% de las especies marinas en peligro de extinción, convirtiéndolas en puntos críticos para la biodiversidad.
La preservación de estos hábitats es vital para mantener la resiliencia de los ecosistemas marinos frente a las amenazas ambientales, según advierten los científicos en el informe de la UNESCO.
Un equipo de investigadores en Francia ha revelado que el 62% de las Áreas Marinas Protegidas (AMP) diseñadas para proteger especies raras de peces migratorios se encuentran fuera de sus hábitats principales. Según el estudio publicado en el Journal of Applied Ecology, solo el 55% de los hábitats principales modelados de peces diádromos.
Por su parte, la producción de alimentos acuáticos desempeña un papel crucial en la seguridad alimentaria global, alcanzando un récord de 218 millones de toneladas en 2021. A medida que la población mundial crece, los alimentos acuáticos se presentan como una solución viable para enfrentar los desafíos nutricionales y ambientales.
La acuicultura y la pesca sostenible proporcionan una fuente significativa de proteínas para miles de millones de personas y, a su vez, apoyan la economía oceánica y las comunidades costeras. La gestión sostenible de estos recursos es fundamental para garantizar su disponibilidad futura y para mitigar los efectos del cambio climático al reducir la presión sobre los ecosistemas terrestres.
La integración de las AMP y las prácticas sostenibles en la producción de alimentos acuáticos pueden contribuir significativamente a la resiliencia de los ecosistemas marinos y a la adaptación al cambio climático, de acuerdo al informe.
Así, los más de 100 autores de 28 países que contribuyeron al Informe, piensan los océanos a futuro. ¿Cómo? Mediante la colaboración internacional y la implementación de políticas robustas para proteger los océanos y asegurar que continúen desempeñando su papel vital en la regulación del clima y la provisión de recursos alimentarios para las generaciones futuras.
FUENTE : INFOBAE